El término Inteligencia artificial, IA, en los últimos meses ha logrado un impacto fenomenal, y está en boca de todos, y es debido al Chat GPT, sin duda por los disruptivos cambios que trajo consigo al mundo. El lanzamiento de su nueva versión fue hace apenas unos cuantos meses (Noviembre 2022). Antes de esta fecha la IA ya era un tema recurrente, pero no a tal grado como lo es hoy. 

 

La IA puede considerarse una rama del campo de la informática, pero en realidad la IA es una ciencia interdisciplinaria con múltiples enfoques cuyo objetivo es crear máquinas capaces de realizar tareas que tradicionalmente requerían inteligencia humana. 

 

Con múltiples enfoques, desde hace mucho tiempo hablamos con cierta familiaridad IA, como Machine Learning (aprendizaje automático) y el Deep Learning (aprendizaje profundo) técnicas utilizadas en empresas de todos los sectores.

 

Ejemplos de IA, a los cuales estamos muy familiarizados, incluso sin pensar en que son aplicaciones de la misma, son el motor de búsqueda web de Google, el software de reconocimiento de imágenes, los asistentes virtuales como Siri de Apple o Alexa de Amazon, los vehículos autónomos o el software como Watson de IBM, etc, etc.

 

 En realidad es una tecnología integrada ya de forma natural en la vida cotidiana: el algoritmo que detecta el spam o los videojuegos son también IA, y multitud de las gestiones que realizamos a diario con nuestro celular las hacemos con su ayuda.

 

La IA tiene un origen de hace muchos años. Su historia comenzó en 1943 con la publicación del artículo “A Logical Calculus of Ideas Inmanent in Nervous Activity” (Un cálculo lógico de ideas inmanentes en la actividad nerviosa) de Warren McCullough y Walter Pitts. En ese trabajo los científicos presentaron el primer modelo matemático para la creación de una red neuronal (Es un método de la inteligencia artificial que enseña a las computadoras a procesar datos de una manera que está inspirada en la forma en que lo hace el cerebro humano). 

 

En 1950, el matemático Alan Turing se hizo una pregunta: “¿Pueden pensar las máquinas?”. De hecho, esta simple pregunta transformaría el mundo. El famoso artículo de Alan Turing “Computing Machinery and Intelligence” y el Test de Turing sentaron las bases de la inteligencia artificial, su visión y sus objetivos. 

 

Sin embargo a inicios, tal vez del mismo 2022,  se pensaba, al menos la mayoría de nosotros,  que una máquina dotada de una inteligencia artificial general, comparable a la de un ser humano y capaz de resolver cualquier tipo de problema, con posibilidades de aprender y actuar en cualquier entorno, era simplemente un  tipo de IA casi imposible de lograr. Los que sabían más al menos decían que ninguna tecnología estaba lo suficientemente avanzada hasta la fecha como para competir con el cerebro humano. Se pensaba que era muy difícil diseñar una máquina con plenas capacidades cognitivas.

 

A pesar de que el desarrollo y evolución de la IA, desde sus orígenes tuvo años de aparente estancamiento, nunca se detuvo totalmente, y  con avances significativos, pero ninguno como el que estamos presenciando en estos días de 2023, debido a desarrollos como Chat GPT, entre varios más, incluso en marzo Google lanza su propio chatbot Bard. Llegaron para revolucionar nuestras vidas.  

 

Generative Pre-trained Transformer (Transformador generativo pre entrenado), denominación formal que recibe Chat GPT, es una plataforma de IA capaz de redactar textos, sintetizar libros, dibujar, programación de software, etc.  y funciona con un algoritmo de por lo menos, 175.000 millones de parámetros capaces de descifrar respuestas a preguntas concretas. Esta tecnología evolucionaría rápidamente a GPT-2 en 2019 y GPT-3 en 2020, diferenciándose, este último, en la capacidad de gestionar textos más coherentes y con mejor interpretación. En noviembre de 2022 surge GPT-4  que permite responder preguntas, hacer traducciones, resumir textos y conversar de forma natural y fluida.

 

Las IA generativas permiten automatizar tareas que sólo podían hacerse de modo dedicado, sumando una cantidad de conocimientos y especialidades que una sola persona no puede reunir, ¿Quién es la mente maestra detrás de esta inteligencia artificial? Es Sam Altman, uno de los fundadores de OpenAI, creadora del chatbot GPT, junto con Elon Musk.

¿Es la IA es una amenaza para la humanidad?

Veamos, OpenAI nació como un laboratorio de investigación sin fines de lucro y financiado por importantes empresarios. La empresa se define como una compañía de investigación cuya misión es muy clara: Asegurarse quela inteligencia artificial beneficie a la humanidad y no acabe con ella“. Tal objetivo, incluso, es producto de la extrema preocupación expresada por el propio Altman de que la IA no se convierta en un “arma letal contra los humanos”, temor que comparte con Elon Musk.

 

Elon Musk insiste en afirmar que la inteligencia artificial es “una de las mayores amenazas para el futuro de la civilización“, insiste en que los humanos deberían centrarse más en la “seguridad que proporcionan este tipo de sistemas”.

 Altman, por su parte, revela estar “asustado” por los alcances de su creación y por el uso que las personas puedan darle,  y señala que su firma trabaja para establecer ciertos límites.  

GPT nos hace creer que todo el tiempo dice la verdad y revela datos exactos. GPT literalmente repite una serie de textos con los que fue entrenado, estableciendo similitudes o reglas lógicas entre lo que preguntamos y lo que tiene almacenado, por lo que muchas veces puede equivocarse. 

Otro riesgo que se menciona es que “la delegación de tareas a GPT, en sí,  termine generando una falta de recursos flexibles para encarar desafíos, por parte de los humanos, que vayan más allá de sus capacidades y, por lo tanto, las capacidades humanas se atrofien o pierdan calidad y creatividad.

¿Entonces qué hacemos?

En primera instancia, ahora que la tecnología de IA está de modo disruptivo iniciando, nos corresponde ponerle límites  y regulaciones, tarea nada fácil, el mundo está cambiando mucho más rápido de lo qué podemos controlar.

Por lo pronto es conveniente conocer lo que el Parlamento Europeo acaba de hacer, poner las bases para la regulación de la inteligencia artificial, y apenas unos meses después de la comercialización masiva del Chat GPT, lo cual es digno de consideración, y esto es  lo que van a hacer:

  • Regular el uso de las fuentes y los datos de los que se nutren los modelos generativos, algoritmos capaces de aprender para producir contenidos nuevos. 
  • Imponer restricciones destinadas a impedir los usos maliciosos de la IA que puedan vulnerar los derechos de protección de datos y privacidad de los ciudadanos.
  •  Las empresas tecnológicas deberán extremar la transparencia con la indicación visible de que los resultados generados en forma de texto, imágenes o audios son creaciones de IA para evitar que su apariencia de credibilidad confunda al ciudadano sobre su autoría y sobre su autenticidad.
  • Deberán también indicar de forma clara las fuentes de las que se ha nutrido y con las que se ha entrenado al sistema para proteger los derechos de autor y de propiedad intelectual. 
  • Legislar este extremo e incluso prever formas de compensación económica es crucial para garantizar la viabilidad de la industria de medios y el ecosistema cultural del que se nutren hoy gratuitamente los modelos generativos.
  • Se establecen cuatro niveles de riesgo de la IA —desde “inaceptable” hasta “mínimo”,  transparentando la conciencia de su peligrosidad en el ámbito del derecho a la privacidad. 
  • Las amenazas están fundamentalmente en los usos perversos en manos de gobiernos o de empresas de los sistemas de vigilancia masiva biométrica. 
  • Vetar los “usos intrusivos y discriminatorios” de algunas de las opciones de la IA y, en particular, los sistemas de reconocimiento facial en espacios públicos, que solo serán posibles bajo autorización judicial en investigaciones policiales graves. 
  • Quedan vetados también los sistemas que usen rasgos de raza, religión o afinidad política para predecir conductas delictivas.

¿Es eso suficiente? no, Sin duda aún falta mucho por recorrer.

Es conviene por otro lado conocer lo que propone Microsoft, uno de los 

¿Qué dice la IA de sí misma?

Le planteamos a Chat GPT la pregunta: ¿Se puede considerar a la Inteligencia Artificial  una amenaza para la humanidad? y esto responde:

La Inteligencia Artificial (IA) es una herramienta tecnológica que ha sido creada para ayudar a los seres humanos a realizar tareas de manera más eficiente y precisa. Como cualquier herramienta, su impacto depende de cómo se utiliza y de la intención detrás de su uso.

Si bien hay exposiciones legítimas sobre los posibles efectos negativos de la IA, es importante señalar que la IA no es intrínsecamente mala por sí misma, sino que depende de cómo se utilice. Algunas preocupaciones incluyen:

  • Desplazamiento de empleo: La IA podría reemplazar algunos trabajos humanos, lo que podría tener un impacto económico negativo en aquellos que pierdan sus trabajos.
  • Sesgos algorítmicos: La IA aprende de datos históricos, y si estos datos están sesgados, la IA también lo estará, lo que puede llevar a cabo una discriminación en la toma de decisiones.
  • Pérdida de control: Si la IA es más inteligente que los seres humanos y se le otorga un nivel de autonomía, podría ser difícil controlarla y predecir sus acciones.
  • Ciberseguridad: La IA puede ser vulnerable a ataques cibernéticos, lo que podría poner en peligro la seguridad de la información y la infraestructura.

Para Concluir

Indudablemente hay mucho aún que aprender de la IA, y en particular de sus riesgos, no pueden pasar desaparecidos sus posibles riesgos, no sólo por los gobiernos, también por los padres de familia y sobre todo en  los procesos de enseñanza, en especial en las universidades.

La mayoría de los expertos en IA están trabajando para abordar estos problemas y desarrollar soluciones que minimicen los riesgos potenciales. Además, la mayoría de los usos actuales de la IA son para ayudar a las personas a hacer su trabajo de manera más eficiente y efectiva, como en la medicina y la ciencia.

En conclusión, aunque es importante tener en cuenta los posibles riesgos asociados con la IA, no se puede afirmar categóricamente que la IA sea una amenaza para la humanidad. En lugar de eso, se debe trabajar para maximizar los beneficios de la IA mientras se minimizan los riesgos.

  • En el panorama actual del marketing digital, la inteligencia artificial […]

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